jueves, 1 de julio de 2010

36 - A MA SOEUR. Catherine Breillart. Francia/Italia, 2001.

Quiso la suerte que en la última edición del Festival de Donosti (la del 2009), la primera sesión al público fuera, precisamente, la de este delicioso film que parecía imposible de conseguir por otro lado. La verdad es que no sabía qué me podía esperar de esta cinta, pero desde luego lo que me encontré fue un placer absoluto y totalmente inesperado.

Esta cinta cuenta la historia de dos hermanas adolescentes, la mayor guapísima y sexy. La pequeña, regordeta y poco agraciada en todos los sentidos. Con el abuso que implica el creerte centro del universo, la de más edad utiliza a la pequeña a su antojo para lograr encontrarse con sus amantes, mientras que la otra tiene que hacer virguerías para no ser pilladas. Y todo parecer ir más o menos sobre ruedas hasta que, al final, un suceso momentáneo de los que te cambian la vida entera, te deja con la boca abierta y queriendo arrodillarte delante de esta directora-guionista.

Por varios motivos. En primer lugar, porque dentro de estar rodada muy al estilo Rohmer, o incluso Chabrol, el ritmo que mantiene este metraje es el justo y adecuado. Te entra de forma suave, sin grandes golpes.

Después, por haber tenido un ojo más que genial a la hora de escoger a las actrices protagonistas. Con lo difícil que es encontrar actores de la edad del pavo (no hay más que ver los productos españoles, donde todos los adolescentes tienen un tufillo de pijos que lo flipas), la Breillart logró encontrar a una Lolita seductora para la hermana mayor y a una gordita con expresión de saber mucho más de la vida de lo que corresponde a su edad.

Quizá, y de forma primordial, el principal valor de este trabajo es que desarrolla la sexualidad femenina siguiendo, hasta el final, el principio de "never complain, never explain". Las chicas están descubriendo su vida más íntima y no sufren ningún tipo de complejo social, ni de culpa católica. Lo afrontan, sin más, como un nuevo y fascinante terreno que explorar.

Para terminar, por la elaboración de un guión que, tocando tantos y controvertidos temas, no pide perdón. Que se atreve a llegar donde muchos otros han querido acercarse, pero nunca se atrevieron a caminar. Sólo por este título, el nombre de Breillart es un nombre a recordar.

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