jueves, 15 de julio de 2010

46 - RASHOMON. Akira Kurosawa. Japón, 1950.

¿Qué sucede cuando los mismos hechos objetivos son relatados por diferentes puntos de vista subjetivos? Bajo este planteamiento, el genio nipón Kurosawa construyó esta película que le lanzó al estrellato.

Situada en una época no demasiado antigua, tres viajeros se refugian de la lluvia en un templo del camino y comienzan a contarse entre ellos sus distintas versiones de un supuesto asesinato que han visto a lo largo de su camino. Al final, con las contradicciones que se encuentran entre las distintas versiones, la conclusión a la que se llega es que la verdad es una anguila escurridiza que ninguno puede afirmar poseer.

De esta manera, el director y guionista conformó un tipo de estructura que luego sería seguida por numerosos artistas. Y eso que su expansión mundial se produjo casi por casualidad. Los productores de la película no se sentían nada contentos con el resultado final de Rashomon, pero, cuando ésta se alzó como la cuarta película más taquillera del año en su país de origen, decidieron presentarla al Festival de Venecia, donde se llevó el famoso León de Oro. Una historia particular que parecía acentuar lo mostrado en pantalla.

Protagonizada por el actor-fetiche de Kurosawa, Toshiro Mifune, destaca la maravillosa labor del director de fotografía quien se valió de sus luces y sombras para realzar las características de cada uno de los personajes, así como de retratar cada momento de la historia según el grado de intensidad que le correspondía.

De esta forma, y con el blanco y negro en el que está rodada esta cinta, el espectador se ve inmerso en un minicosmos tan desagradable como morboso. Es decir, que provoca tanto el rechazo como la atracción de querer ser, por lo menos, uno de los testigos que tiene su propia historia que contar.

Esta ocasión fue la primera en la que la obra del director empezó a ser revisitada por el cine de Hollywood, exisitendo una versión en cine de este título, Cuatro confesiones (Martin Ritt, 1964), protagonizada por Paul Newman. Aunque, previamente, su planteamiento también había inspirado la estructura de la obra maestra literaria de Lawrence Durrell, El Cuarteto de Alejandría.

Como curiosidad, destacar que rashomon es una palabra que ha pasado a formar parte del idioma inglés y se refiere a un asunto sobre el que hay múltiples puntos de vista.

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