¿Por qué una película de hace más de 70 años consigue mantenerse tan actual hoy como en su día? Es uno de los pensamientos inevitables que se te vienen a la cabeza ante el visionado de una obra maestra como ésta. Y no es porque las historias de amor sean eternas, ni porque hable de un personaje histórico que sigue vigente en la memoria colectiva.
Lamentablemente, que Tiempos modernos resulte ahora igual de moderna que el día de su estreno se debe al tema del que trata: el paro. Ambientada en aquellos años duros que precedieron al Big Deal estadounidense, Chaplin se inspiró en las dificultades laborales de los trabajadores para conseguir y mantener un empleo. De hecho, el que el cineasta se preocupara de esta manera por la clase obrera fue uno de los condicionantes para que se exiliara durante la Caza de brujas, ese periodo oscuro de la historia yankee en que ser comunista equivalía a ser el demonio.
Con los nuevos avances tecnológicos que daban sus primeros pasitos, Chaplin nos hace partirnos la caja con unas secuencias que son parte de la historia universal, especialmente su recorrido por el interior de un entramado de engranajes a los que va ajustando con su llave inglesa.
Por el camino, Charlot se enamorará de una joven (Paulette Goddard), que ha perdido a su padre en una huelga en la que se le cargaron. La miseria es el punto de partida desde el que esta pareja empieza a construir.
Esta sería la última ocasión en la que Chaplin encarnaría al personaje del vagabundo que le había dado fama y renombre internacional. Y ésa fue la razón por la que, con el cine mudo casi en el olvido, se eliminaron los diálogos que estaban previstos para acompañar a las imágenes y tan sólo se mantuvieron frases sueltas y, eso sí, la maravillosa e ininteligible canción interpretada en el restaurante.
A diferencia de otros títulos que han tocado estos temas, lo mejor que tiene esta película es su final que, si no feliz, resulta de lo más esperanzador. La pareja formada por vagabundo y jovenzuela se alejan hacia el sol del horizonte cogidos de la mano. Recojamos este mensaje final en estos tiempos en los que todos andamos con el culo al aire y confiemos en que hay una salida al final del camino.
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El humor usado como cortina.
ResponderEliminarmuy buena