lunes, 19 de julio de 2010

48 - GANGS OF NEW YORK. Martin Scorsese. USA, 2002.

Antes de entrar de lleno en la película, quiero comentar que en EL se han excedido con la presencia del cine de Scorsese. No es que, ni mucho menos, le quiera restar mérito al que debemos algunas joyas imprescindibles, así como su apoyo al cine de Kurosawa en el mundo occidental. Pero, sinceramente, de las ocho cintas que le han incluido, se le podían haber restado por lo menos tres. Y más cuando a Alan Rudolph, por ejemplo, no le han incluido ninguna.

En todo caso, Gangs of New York, pese a contar con algunos valores, no es una película por la que te vaya a pasar nada si te vas al agujero sin verla. En realidad, sus dos únicos valores son una dirección artística prodigiosa, quién se atreve a negarlo, y una interpretación del débil emocional Daniel Day Lewis, que logra poner los pelos de punta.

Respecto a la primera, la recreación del paisaje urbano de Manhattan en la segunda mitad del siglo XIX es todo un prodigio. No hace falta más que contrastar lo mostrado con lo que se ve en tantas otras producciones en las que aparecen esas mismas calles para quedarse con boca de pasmo ante las imágenes que se ofrecen. Y si conoces el terreno por haber estado allí, es de fliparlo.

Respecto a lo segundo, el actor británico logra una composición que, supongo, compensa todas sus extravagancias personales (se fue de un teatro en mitad de una representación de Hamlet; cerró su relación con Isabelle Adjani vía fax). Además, algo muy a agradecer a Day Lewis es la estupenda selección que hace de los proyectos en los que participa, donde siempre destaca como el gran actor que es.

Los problemas con los que cuenta esta película son también dos, principalmente. El primero, que frente a lo que promete el título (y que sí se encuentra en el libro en el que se basa), en este metraje no se encuentra un retrato cercano del mundo de las bandas de la Gran Manzana, sino un culebrón familiar que aburre y cansa.

Y lo peor es que, cuando aparecen, es muy difícil distinguir a Leonardo di Caprio de Cameron Diaz, cuyos personajes parecen compartir no sólo una relación personal y profesional, sino también la misma peluquera.

Además, la excesiva duración de casi tres horas fue otro de los motivos por los que, pese a contar con 10 nominaciones para los caballeros dorados de H0llywood, no se comieron un saci y se fueron todos a casa con las manos vacías (incluyendo a Bono que había compuesto el tema principal).

Particularmente, yo me alegré.

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