A través de la figura épica que da título al film, seguimos el desarrollo vital de una mujer que, pasando por diferentes momentos duros, lucha y pelea por ella y por los suyos en un mundo que se le muestra hostil. Quizá su lucha más personal sea la que establece por sacar adelante a su hijo favorito, convertido de mayor en sujeto indeseable.
También destacan en EL, con razón, los varios momentos de metraje en los que la influencia del cine propagandístico soviético se hace tan patente que esas secuencias parecen haber sido rodadas en la estepa.
Pero, ciertamente, lo que le da grandeza a Madre India son los números musicales. Eso de ver a una familia pasándolas canutas y que, de repente, se te pongan a cantar y aparezcan bailarines hasta debajo de las piedras, hay momentos en los que, directamente, te tronchas de la risa. Admito que, también, por la ignorancia que da el no haber visto muchos ejemplos de Bollywoodismo.
Hay una anécdota muy graciosa, que aparece en EL, respecto al escándalo que se formó en la India cuando la protagonista, Nargis, se casó después de rodar este título con uno de los actores que daba vida a su hijo. ¿Incesto con papeles? ¿Realidad o ficción?
La duración de la película es de unas 3 horas, pero es cierto que esos 180 minutos pueden ser una gran opción para pasar una tarde de domingo tumbadito en el sofá.
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