miércoles, 2 de junio de 2010

16 - ESPOSAS FRIVOLAS (Foolish Wives). Erich von Stroheim. USA, 1922.

Hubo una época en que la palabra censura no tenía relación alguna con el Séptimo Arte, y fueron tiempos felices para una industria que, en sus primeros años, investigó hasta dónde podía llegar la libertad del ser humano.

Uno de los directores referenciales de este periodo feliz es Erich von Stroheim, un hombre de genio temperamental con matices sadomasoquistas (según se cuenta), pero al que se le deben obras maestras como Avaricia (que ya llegará a este blog) o la joya que nos ocupa.

Tan mutilada con el paso del tiempo como la primera película citada, Esposas frívolas nos ofrece al propio Stroheim como protagonista de una historia mundana y cosmopolita en la que, el morbosamente feo cineasta retrata a un bon vivant que, acompañado de sus dos amantes a las que llama sobrinas, se dedica a seducir a la millonaria esposa de un diplomático yankee, soso y aburrido como él solo.

La franqueza con la que se desarrolla la trama (aunque la cinta es muda, no hace falta ninguna palabra) roza en ocasiones la crudeza de la vida, tal como es. Los primeros planos de Stroheim conforman a un personaje tan asquerosamente atractivo como absurda resulta la seducida y engañada víctima, una señora con más aspecto de abuela que de mujer de mediana edad naciendo de nuevo al amor.

La construcción de planos y el estupendo montaje son de los que te hacen pensar en lo poco que, en realidad, se ha avanzado en cine. Y el final de la cinta es un remate tan perfecto que te dan ganas de aplaudir, aunque la estés viendo solo en casa.

Hoy en día son muchos los que reniegan del cine mudo pero, os aseguro, esta película resulta tan entretenida que, al final, creerás haber oído voces (otros ven muertos).

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