jueves, 17 de junio de 2010

26 - LA MUJER PANTERA (Cat People). Jacques Tourneur. USA, 1942.

Qué duda cabe que uno de los fantasmas que han flotado, desde siempre, alrededor de los monstruos más conocidos es el de la amenaza sexual. Lo novedoso en el caso que nos ocupa es que la portadora de dicha amenaza es mujer y no un vampiro u hombre-lobo masculino, como es lo habitual.

La protagonista de esta cinta es una muchacha que, cuando la conocemos, empieza a reconciliarse con ese algo extraño que lleva en su interior. Virgen antes de su matrimonio, como mandaban los cánones, su revolución interior se empieza a manifestar cuando, tras su matrimonio, empieza a sentir ese animal que se le despierta cuando la domina la excitación sexual.

Dos ingredientes principales son los responsables de que este clásico sea de obligatorio visionado: lo primero, una fotografía en blanco y negro impecable, con ese sentido fundamental de las luces y las sombras que consigue que el ojo se centre en lo que el plano le va marcando.

En segundo lugar, la elección de la protagonista era fundamental. Se necesitaba un rostro femenino que pudiera transmitir tanto la inocencia más pura como una sexualidad felina dispuesta a despertar como una fiera. En este sentido, la elección de Simone Simon resultó definitiva. Esta magnética actriz francesa, un bellezón por sí misma, tuvo la suerte de que su rostro fuera fotografiado de tal manera que incrementaba lo que su capacidad interpretativa ya le daba al personaje.

Cuarenta años más tarde, Paul Schrader hizo un remake de esta película, El beso de la pantera (1982) que, aunque en EL la descalifican sin piedad, sí que aporta elementos interesantes a la historia original. Una sexualidad mucho más abierta, un elemento incestuoso que inquieta, la belleza de la también felina Nastassja Kinski y, como es habitual en el director, un elemento calvinista-redentor que, de alguna manera, permite darle a la historia un final feliz.

Por mi parte, os recomendaría que dedicarais una tarde a veros ambas versiones, cada una fascinante en su propio estilo.

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