jueves, 12 de agosto de 2010

66 - EL HOMBRE DE MARMOL (Czlowiek z marmuru). Andrzej Wajda. Polonia, 1977.

El veterano director Andrzej Wajda tenía ya carrera a sus espaldas cuando se dispuso a realizar un trabajo tan fino como el que ahora nos ocupa. Cuando todavía el sistema comunista funcionaba, o eso parecía, el sagaz cineasta ya supo ver que aquello se empezaba a tambalear.

El título hace referencia a uno de los trabajadores que, en su momento, el sistema eligió para convertir en icono de toda la clase trabajadora mostrándole en distintas películas propagandísticas, o en forma de escultura de mármol, que le ensalzaban como prototipo de hombre.

En este caso, el hombre creado, Birkut, se convierte en el objeto de estudio de una estudiante de cine que, como proyecto de fin de carrera, comienza a rodar una película documental sobre este hombre 25 años después de su apogeo nacional.

Por el camino, acudirá a un director experto en el tema, el responsable de los documentales de aquella época. Entre las perlas que el veterano le dedica a la joven destaca la afirmación de "el cine, y mucho menos los documentales, no se parece en nada a la literatura. Los documentales sirven para fijar el momento concreto".

También la estudiante irá descubriendo que el que en su momento fuera utilizado de cara a todos los trabajadores se fue enfrentando, poco a poco, al sistema hasta el punto de, o eso se insinúa, ser eliminado a escondidas por los propios órganos gubernamentales.

Al final, la mejor prueba de que esto sea cierto es que la película le es confiscada a la estudiante quien, lejos de arredrarse, decide ser consecuente y llegar hasta el final de su investigación. Estos personajes volverán a aparecer en la continuación de esta cinta, El hombre de hierro (1981), que aparecerá en breve en este blog.

Por este trabajo, el nombre de Wajda pasó a ser más que conocido en el circuito internacional, sobre todo después de haber ganado el Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes de aquel año. Pero la segunda parte le traería mayores alegrías, como ya veremos.

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