No son muchas las ocasiones en las que una película llega precedida de fama de sorprendente y cumple, por completo, las expectativas. Sin embargo, con todo el revuelo creado en cada uno de los países donde se iba estrenando, al llegar a España confieso que fui de los que me la creí de cabo a rabo.
Bastante era que resultara creíble un niño que veía fantasmas, y sufría por ello, como para imaginarse que su psicólogo era una de dichas apariciones. Y en muy buena parte se debe al excelente guión del también director, M. Night Shyamalan, quien,
para mi gusto, no ha vuelto a dar en el clavo salvo en su siguiente rodaje, El protegido (2000).
Pero no hay duda de que la auténtica clave de que este título naciera como clásico está en las poderosas interpretaciones de los tres protagonistas. Bruce Willis, con una contención que pocas veces utiliza y que aquí era básica. La madre, Toni Collette, realmente fantástica dejando ver en su cara la tremenda angustia que le provoca el extraño don de su hijo. Y, sobre todo, como también destacan en EL, el niño, un Haley Joel Osment en estado de gracia que se convierte en verdadero estandarte de toda la trama.
De hecho, si este papel lo hubiera interpretado el actor no adecuado, toda la cinta habría caído en picado. Es a él a quien el espectador necesita para meterse de lleno en una trama que asusta tanto como asombra, que fascina tanto como provoca rechazo en el plano de la realidad.
Porque, en definitiva, de lo que se trata en El sexto sentido es sobre uno de los temas que más quebraderos de cabeza ha sufrido el ser humano. ¿Hay vida después de la muerte? ¿Nos podemos comunicar con los muertos?
A día de hoy, yo sigo creyendo que yo no puedo, pero ese niño sí. Sin duda.
viernes, 21 de mayo de 2010
8 - EL SEXTO SENTIDO (The Sixth Sense). M. Night Shyamalan. USA, 1999.
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muy buena, lastima que me contaron el final antes de verla...
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