martes, 25 de mayo de 2010

10 - EL EXORCISTA (The Exorcist). William Friedkin. USA, 1973.

Contaba yo 13 años de edad cuando descubrí los cines de sesión doble en los que te dejaban entrar a ver las películas calificadas para "mayores de 18". Mi primera sesión, ni más ni menos, incluía dos títulos tan dispares como Galáctica y El exorcista. La primera, me divirtió. La segunda, me hizo meterme aquella noche en la cama de mi hermano a dormir con él por el miedo que tenía. Y eso que él era más crío que yo.

Y no era para menos. Basándose en el caso real de un chico estadounidense que, decían, se había convertido en chica al ser poseído por el demonio, el autor de la novela, William Peter Blatty, concibió un libro que pronto se convertiría en best-seller.

El efecto de su traducción a la gran pantalla fue tremendamente mediático e, incluso, llegó a robar protagonismo, en su día, a nada menos que el famoso caso Watergate. Las razones, no sólo la revolución que supuso para el género de terror, sino también las consecuencias provocadas en los espectadores: desmayos, vómitos, aumento de poseídos en los USA... Y muchas nominaciones a los Oscar(c), incluyendo la de Mejor Película.

Los valores de la cinta residen en distintos apartados. Un factor fundamental son las tremendas interpretaciones: Ellen Burstyn, en su papel de madre, Jason Miller, como el experto exorcista que desface el entuerto, y Linda Blair, como la niña poseída. Todos ellos estuvieron nominados por sus trabajos, aunque se ignoró la fundamental labor de Max von Sydow, el experto liberador de demonios que muere en el intento. Todo un lujo.

Cabe destacar que, en aquellos tiempos, los efectos especiales estaban a años luz de las grandes imágenes que los ordenadores de hoy en día nos están permitiendo disfrutar. De ahí que se nominara a la Blair cuando, en realidad, la fuerza de su interpretación reside más en los caretos de zombie recién desenterrada que le ponen y en su cabeza jugando a la peonza que en la emoción que ella transmite.

Eso sí, en aquel momento, ver aquellos vómitos verdes, aquella voz de bicho malo que salía de la niña y esas convulsiones de cuerpo tan joven sobre el lecho, eran poco menos que los 3D que hoy en día nos impresionan en las grandes pantallas.

Además, la implicación de curas como intermediarios entre ser humano y demonio tocaba el terreno de lo sobrenatural, lo inexplicable, y añadía misterio a una trama que, en la España recién salida de la deleznable dictadura franquista, resultaba de lo más atrapadora.

A principios de este siglo, se trajo a la pantalla una nueva versión del original, con varias secuencias añadidas de las que, en su día, habían sido eliminadas. Esta revisión sirvió para dos cosas: primera, para darse uno cuenta de que la primera versión era perfecta, que se podían haber ahorrado estos añadidos; y, segundo, que a El exorcista le había pasado lo peor que le puede suceder a cualquier estrella de Hollywood. Había envejecido fatal.

En todo caso, las múltiples secuelas y precuelas a las que dio lugar, la continua influencia que ejerce en tantos otros ejemplos de este género, así como la innumerable cantidad de veces en las que estas imágenes han sido parodiadas, mantienen lo que en su día supuso este título para el cine de terror: su mayoría de edad.

1 comentario:

  1. Mis apdres ni se conocian cuando se estrenó así que tube que ver la version remasterizada de este milenio.
    Me dijo el padre de un amigo, En su momento fue muy fuerte.
    De todos modos no deja de ser un filmd estacable

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