Teniendo en cuenta que, a lo largo de las entradas en este blog, me voy a referir muchas veces al libro de Las 1001 películas que ver antes de morir, he decidido que, a partir de ahora, lo citaré como EL (El Libro).
Pues bien, en EL, lo primero que me llamó la atención fue que incluye tanto cortos como largometrajes, incluso series de televisión. Ymezcla cine prácticamente desconocido a nivel mundial con algunos de los mayores éxitos comerciales de todos los tiempos.
Para muestra un botón y, para comenzar el finde, vamos con Pretty Woman, la película que nos hizo soñar a todos con ser putas, o con ser un cliente como Richard Gere y encontrarte una profesional del sexo como Julia Roberts.
Aunque en EL la comparan con las comedias de los 40, y no digo yo que no, varios factores convierten a esta cinta en un título destacable. En primer lugar, de un proyecto que iba a ser protagonizado por Daryl Hannah (quien finalmente declinó por su relación en aquellos tiempos con John John Kennedy) y con visos de drama social, finalmente el giro hacia la comedia costumbrista le vino de perlas.
Entre los elementos que destacan está esa presencia de una especie de Cenicienta venida a menos (su pureza queda clara cuando le ofrece condones de diferentes colores y sabores a Gere), propietaria de unas piernas que parecen autopistas y con unos modales provincianos, no por ello menos encantadores.
Además, aparte de ese estupendo príncipe, cuenta con varios personajes construídos como si salieran de los moldes de la factoría Disney. El malo de la historia, el abogado de Gere, es gordo, bajito y muy mal hablado. El recepcionista-confidente es como es búho sabio del bosque que sabe ver, tras la mascarada de la prostitución, el alma sensible de la prota.
Y, sobre todo, la compañera de piso y profesión de la Roberts, una estupenda Laura San Giacomo, que es como el mapache de Pocahontas. Un seguro de risas cada vez que aparece, pese a contar con una vulgaridad controlada y una capacidad de ser su Pepito Grillo, también.
El desarrollo de la historia forma parte de un entramado global magistral que crea y determina un guión que roza la perfección. La información sobre los personajes nos es dada a gotas, según los personajes se cogen confianza, lo que da una sensación de realidad y lleva a las acciones al terreno de lo posible.
Por supuesto, el "happy ending" de la cinta es no sólo necesario sino lo que todos los espectadores necesitan. Porque ella no es puta, sino una mujer joven y perdida digna de ser rescatada.
Para concluir, aparte del afán de hacer desear a tantos ponerse en la calle a ofrecer sus encantos amatorios (sí, tanto a chicas como a chicos, doy fe, una propuesta peligrosa en el reaccionario marco de Hollywood), la conclusión final del personaje callejero que grita a los vientos: "Bienvenidos a Hollywood, el lugar donde todos pueden conseguir sus sueños", es la principal máxima de la que se ha nutrido el cine desde sus inicios. Esa pantalla plateada que, en la oscuridad, nos consigue convertir en algo ajeno a nuestra realidad.
También le aplicaría a este título el calificativo de "imprescindible" pero, a estas alturas, ¿quién no la ha visto ya? ¿Más de una vez?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
yo la veo siempre que la dan. y, cuando no la dan, es una buena opción para amenizar una aburrida tarde de domingo.
ResponderEliminaresa gran Laura San Giacomo! con su "puta nieves y el príncipe", siempre me hace soltar una carcajada.
te venden el típico sueño americano a raudales, pero conserva esa sutileza que muchas quisieran.
bra-vo!
¡Qué grande esta crítica!..."porque ella no es puta".
ResponderEliminar