Mientras John Huston dejaba en manos de los productores que le destrozaran su obra malograda The Red Badge of Courage (1951), él se embarcaba para Africa para rodar una película que, en sí misma, ya le hubiera llevado a las páginas doradas de la historia del cine.
Basada en la novela homónima de C.S. Forester, contaba la relación entre un capitán de bote y una puritana inglesa a la que se le ha muerto el hermano, pregonador como ella. El planteamiento puede sonar lleno de caspa, pero el resultado no puede ser más delicioso.
Para empezar, muchos citan la labor de Robert Morley como hermano predicador de la reprimida católica, pero, la verdad, lo que hace y nada, todo es nada. No es que esté mal, pero si te pilla estornudando te lo pierdes, de lo poco que sale.
Los que sí están tremendos son los dos protagonistas: Katharine Hepburn y Humphrey Bogart. Aunque, a priori, sonaba como una pareja con poco futuro, lo cierto es que descubrieron una química en pantalla que es de las más emocionantes jamás mostradas.
Por un lado, Bogart retrata perfectamente su transformación de borracho imposible a enamorado que se comporta como un imberbe. De la misma forma que vemos a la Hepburn transformarse en una quinceañera emocionada que se vuelve loca con su galán. El primero, logró hacerse con el Oscar(c) al Mejor Actor de aquel año y a ella sólo la paró la impresionante labor de Vivien Leigh en Un tranvía llamado Deseo (Elia Kazan, 1951).
También se han dado muchas vueltas alrededor del final de la cinta. Sinceramente, con el placer que supone ver a dos maduros haciendo de tortolitos, si la historia hubiera terminado mal, yo sería de los primeros en poner el grito en el cielo. Esos dos tienen que vivir.
Huston necesitaba un éxito y pronto. De ahí que este bombazo de taquilla y crítica le viniera al pelo. Y eso que, según Eastwood en su Cazador blanco, corazón negro (1990), estuvo más interesado en cazar un elefante que en el rodaje.
En todo caso, siempre quedarán las anécdotas tan divertidas como que, de todo el equipo, los únicos que no padecieron enfermedades de la zona fueron Huston y Bogie por ponerse finos juntos a whisky, especialmente llevado para ellos. Genio y figura.
viernes, 17 de septiembre de 2010
92 - LA REINA DE AFRICA (The African Queen). John Huston. USA, 1951.
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