lunes, 6 de septiembre de 2010

83 - HA NACIDO UNA ESTRELLA (A star is born). George Cukor. USA, 1954.

Hasta la fecha son tres las versiones que se han filmado de esta historia que es, prácticamente, un cuento para adultos-niños de Hollywood: joven actriz aspirante conoce a estrella masculina en la cumbre de su carrera y mantienen una relación mientras se invierten los papeles y ella logra la fama que él se ve condenado a perder.

Con este asunto por medio, difícil era que una de ellas no estuviera incluida en EL. Con idéntico título, las tres tuvieron presencia en los Oscars(c) de sus años respectivos y ésta es la que no logró ninguno. Pese a que la de 1937 no deja de tener su gracia y la de 1976 sólo merece la pena por los números musicales de la Streisand ("Woman in the moon", una gozada), la que nos ocupa es la victoriosa de la saga.

James Mason, perfecto en su papel como esa estrella que empieza a perder su luz y quiere ahogarlo con alcohol por tubos, estaba tremendo no sólo en su personaje sino como perfecta réplica de Judy Garland. Esta película suponía el gran regreso a la pantalla de la Dorothy que todos habíamos amado en El mago de Oz (de pronta llegada a este blog).

Su último proyecto, La reina del oeste (George Sidney, 1950), se había visto frustrado por su afición desmedida al alcohol y otras sustancias, yendo aquel personaje a parar a manos de Betty Hutton. Sin embargo, un tropezón como éste, que hubiese podido acabar con las carreras de otros, para la Garland se quedó meramente en eso, en tropezón.

Resurgió cual ave Fénix de entre sus cenizas con esta megaproducción en la que su principal enemigo volvió a ser ella misma, con su falta de disciplina, y el propio director, George Cukor, quien, cansado como estaba de la diva, se fue de viaje a Europa mientras se volvían a rodar algunas de las secuencias y la Garland se encargaba de incluir en el montaje final su larguísimo número musical "Born in a trunk".

Estas desavenencias llevaron a que Cukor fuera olvidado aquel año en los premios legendarios de la Academia de Hollywood, pero poco le importaba por las desavenencias que tenía, en esa época, con el jefe de todo aquello, Jack Warner, uno de esos productores que querían dejar su impronta en todo en lo que ponían dinero. De hecho, a raíz de este trabajo Cukor lograría ser libre y comenzar a dirigir para otros estudios.

A estos protagonistas les acompaña una larga y excepcional serie de actores de reparto que realizan unas labores tan grandes que dejan todavía más claro por qué esta versión es la favorita de todos.

En mi revisión de la misma, me he encontrado con los veintipico minutos extra que se encontraron a finales del siglo pasado. Y tengo que confesar que mola verlos como curiosidad, pero que no quedan muy bien de forma permanente ya que la mayoría son foto-fijas con sonido real, pero cortan mucho el ritmo. Hubiesen quedado mejor como extra, no de forma permanente.

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