martes, 7 de septiembre de 2010

84 - EL GATOPARDO (Il Gattopardo). Luchino Visconti. Italia/Francia, 1963.

Una de las mejores adaptaciones de una novela al cine, El Gatopardo es la historia, bastante autobiográfica, que Giuseppe Tomasi di Lampedusa escribió sobre su familia siciliana en la segunda mitad del siglo XIX. El libro, que fue despreciado en principio por los editores, se convirtió en la obra literaria por excelencia sobre las peculiares características de los habitantes y la historia de aquella isla.

La adaptación que se hace en este libro se presenta como su fuera posible abrirlo por cualquier página y que aparecieran en 3D las situaciones que se relatan. Y es que Visconti, lejos de hacer una adaptación al uso, nos regala con una total recreación del contenido de sus páginas.

La ambientación es de lujo presentando unos espacios, incluyendo los vacíos, que parecen tal cual los de los Lampedusa. La fotografía es un trabajo minucioso en el que no queda detalle sin uso ni falta de apreciación. Y la banda sonora, del enorme Nino Rota, envuelve todos los aspectos cual caja de música en la que los actores son las figuras que bailan a su ritmo.

Pero el logro principal es haber logrado juntar a tres personalidades de la historia del cine en las que recae muy buena parte del peso de la cinta. Para empezar, el estadounidense Burt Lancaster, del que ya habíamos destacado su belleza animal en Forajidos, aquí no sólo demuestra lo bien que se puede envejecer, sino que derrocha oficio y talento.

La tunecina de nacimiento, afincada en Italia, Claudia Cardinale, impresiona por esa capacidad de compaginar belleza con la vulgaridad que requiere su personaje, sobre todo, en las risas en la cena en la que aparece por primera vez en la cinta.

Por último, pero ni muchísimo menos a un segundo nivel, el galo Alain Delon es el tercer vértice de un triángulo del que resultaría prácticamente imposible escoger un ganador en cuanto a combinación de belleza y talento se refiere.

Pese a sus simpatías hacia el comunismo, Visconti era de origen noble y no se puede pensar, tampoco, a otro director trayendo a la vida las vicisitudes del Príncipe de Salina y su familia mientras a su alrededor se van cambiando las tornas de lo establecido.

Fueron muchas las críticas que recibió esta cinta, más hacia el director que hacia la obra. Pero la razón principal fue el tremendo éxito de este título que, tras ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes, se convirtió en un gran éxito internacional.

Si el gran sentido estético del cineasta se ha hecho sentir en otros trabajos por el lado de la decadencia, en este caso rozamos el esplendor absoluto en esta obra que no sólo es una de las mejores de Visconti, sino una de las mejores súperproducciones que en la historia del cine se han dado.

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