Pese a la horrorosa traducción que se hizo del título original en nuestro país, estamos ante la película generacional de los 80 por excelencia. De hecho, a los que fuimos adolescentes en aquella década no tienes más que citarnos este título para que se nos ponga cara de nostalgia y exclamemos "¡ah, Breakfast Club".
Tomando como base una mañana de sábado en un instituto, tres chicos y dos chicas, todos diferentes entre ellos, se ven reunidos en la sala de castigo. Está la pija por excelencia (Molly Ringwald), el deportista entregado (Emilio Estevez), el macarra puro (Judd Nelson), la freaky total (Ally Sheedy) y el estudioso y rarito, vamos, gay (Anthony Michael Hall).
Tras diferentes enfrentamientos entre ellos, poco a poco se van dando cuenta de que, dejando las etiquetas y roles aparte, hay algo que les une a todos: su edad y lo que les rodea. Problemas con los padres, en las relaciones personales, en la forma de no ser entendidos y, sobre todo, cuánto les pesa estar a la altura de lo que se supone deben hacer por estar considerados de tal o cual forma.
También su banda sonora fue un fenómeno y varios de los temas que aparecen, al ser escuchados ahora, te transportan directamente a esta cinta (también lo citan en EL, destacando el "Don't you forget about me", de Simple Minds).
Pues bien, todo esto vino de la mente de John Hughes, un cineasta que tuvo la capacidad de hablar de los adolescentes y su entorno de frente, pareciendo más uno de ellos (tenía 35 años cuando rodó este título) que un adulto hablando de jovencitos. Vituperado por algunos sectores de la crítica, los primeros en defenderle a capa y espada siguen siendo los protagonistas de sus películas.
En los años 50, se hablaba del Rat Pack, un grupo en el que se encontraban Dean Martin, Sammy Davis Jr. y Frank Sinatra y cuyo único miembro femenino era Shirley McLaine, antes de que la diera por ver ovnis. De aquel término, y a raíz precisamente de esta película, se acuñó el término Brat Pack (brat significa niñato), referido a este grupo de actores, de gran talento pero, según el ocurrente periodista que aplicó el apelativo, con un comportamiento social de niños tontos queriendo llamar y recibir excesiva atención. Sobra decir que los actores de este grupo, los cinco protagonistas, siguen negando que aquello fuera cierto. Pero ya es demasiado tarde, el término ha cuajado y tengo varios libros hablando de dicho fenómeno.
viernes, 3 de septiembre de 2010
82 - EL CLUB DE LOS CINCO (The Breakfast Club). John Hughes. USA, 1985.
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