domingo, 27 de febrero de 2011

135 - ESTACION CENTRAL (Bab el hadid). Youssef Chahine. Egipto, 1958.

Al igual que ocurriera en España cuando Almodóvar empezó a aplicar los parámetros de John Waters a sus películas, Youssef Chahine fue una figura clave para el cine árabe. En sus lecciones, no sólo había visto producciones como El expreso de Shanghai (título que también llegará a este blog), sino que también había disfrutado del neorrealismo italiano.

Con la influencia de ambos, reconstruye la estación central de El Cairo (a la que se refiere, obviamente, el título) y nos ofrece un amplio abanico de personajes habituales en dicho lugar. Él mismo, por ejemplo, da vida a un vendedor enamorado de una de las mujeres que habitan en dicho ambiente, la sensual Hind Rostom (aunque quizá algo demasiado madura para el personaje).

Entre medias, un montón de "compañeros de oficio" nos irán mostrando, sin paliativos, lo mejor y lo peor del género humano, partiendo de un egoísmo cerril propio de los que no tienen nada que perder y, casi cualquier cosa, les resulta una ganancia personal. No hay bien que se haga al otro sin esperar nada a cambio, parece ser el lema vital de todo este círculo.

La decoración es una delicia y, sorprendentemente, muy real como pudé comprobar cuando visité dicha estación en el año 91. Una atmósfera de riesgo y aventura parece latente en ese lugar al que tienes que llegar con varios ojos de más para velar por tus pertenencias, mientras que las sonrisas que te rodean pretenden convencerte de lo contrario.

Por su parte, la curiosidad es que el idioma, el más puro árabe, tiene tanto de mediterráneo, que a ningún espectador le extrañaría que estuviesen hablando en italiano e, incluso, en castellano. Las connotaciones son tan cercanas a nosotros que parece incluso una hermandad de la miseria propia de los países que sufrieron más de cerca los horrores de las guerras del siglo pasado.

Para poder ver esta cinta tuve que acudir a los amabilísimos encargados de la biblio-vídeoteca de la Casa Arabe de Madrid, donde me dejaron disfrutarla de forma gratuíta (una vez más, gracias).

Pero es que, aunque fue un éxito internacional y la apertura del cine árabe al mundo, su contenido la convirtió en repudiada por la censura española, pese al éxito obtenido en el Festival de Berlín, donde estuvo nominada para el Oso de Oro.

Sinceramente, en esta ocasión, estoy plenamente de acuerdo en que esta película habría que verla antes de morir.

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