Pese a que son muchos los que afirman que esta película sólo está basada, como de paso, en El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, lo cierto es que lo que se logra aquí en cine es, realmente, captar toda la esencia de lo que narra esa novela. Es decir, la búsqueda personal de un hombre que, cuanto más se adentra en la selva en búsqueda de Kurtz, más logrará encontrarse a sí mismo.
El aventurero es Martin Sheen, quien sustituyó a Harvey Keitel, el actor con el que se empezó a rodar esta cinta pero que fue despedido por no encajar con el perfil que buscaba el director. Y Kurtz es Marlon Brando, ese coronel-filósofo que, gracias al horror vivido, ha alcanzado todo un ideario sobre el valor real de la vida, la muerte y el dolor.
Ambos están impresionantes, pese a los disgustos que se llevó el director con Brando porque incumplió su palabra de haberse leído la novela de Conrad antes de llegar al rodaje. Pero no podría haber otro Kurtz, de hecho, no podría haber otro reparto que no fuera, justo el que fue. El más valorado fue Robert Duvall, que estuvo nominado a la estatuílla de oro como Actor de Reparto.
Miles de problemas y dificultades tuvieron que superar todos los implicados en el rodaje, pero el resultado es una maravilla que pasó, directamente desde el momento de su estreno, a engrosar las listas de mejores películas de la historia. Y no es para menos.
La guerra de Vietnam, un conflicto bélico que el pueblo estadounidense siempre despreció, se muestra aquí en todo su contenido. Putas locales, exceso de alcohol, chifladuras varias conducen a un nihilismo vital que se convierte casi en la búsqueda, más o menos inconsciente, del suicidio involuntario.
Las magistrales escenas que se muestran van acompañadas de una banda sonora que mezcla a The Doors con Wagner y estas músicas refuerzan todavía más lo que ofrece la imagen por sí sola. Una desolación emocional ante los horrores de la guerra, aunque, curiosamente, el guionista primero, John Milius, era probélico.
Las conclusiones a las que lleva esta cinta se contienen en el discurso de Kurtz, un Marlon Brando que, pese a poner de los nervios a Coppolar por haber llegado al rodaje sin haber leído la novela, como el director le había pedido, logra encarnar a la perfección a ese militar autorreflexivo del que no queda claro si es la mente más preclara de todo el conflicto o el demenciado más afectado por su contexto.
El tremendo éxito de esta película (aunque ese año los Oscars(c) fueron timoratos y terminaron en manos de los responsables de Kramer contra Kramer, que también llegará a este blog) han provocado que sean numerosos los trabajos alrededor de este rodaje que de una duración inicial estimada en cuatro meses pasó a tardar tres años en ser completada.
La más completa de estas obras es Hearts of Darkness (próximamente también en este blog), el documental rodado in situ por la esposa del director y que relata, desde el conocimiento más cercano, todo lo que rodeó a esta filmación.
Pero lo que está claro es que pasarán los años y las interpretaciones seguirán siendo tremendas (aunque sólo estuvo nominado a la estatuilla dorada Robert Duvall como Actor de Reparto); la fotografía de Vittorio Storaro, quien sí logró el Oscar, seguirá dejándonos clavados a la butaca; y la nueva versión alargada, Apocalypse Now Redux, nos impactará tanto como la versión que llegó a los cines en el momento de su estreno.
Y, sin duda, seguirá influyendo en los cineastas de ahora que lograrán momentos tan memorables como la imitación que hace Ben Stiller de Brando en la magnífica comedia Tropic Thunder (Ben Stiller, 2008).
Por último, comentar que no se puede afirmar alegremente que no te gusta el cine bélico si no has visto esta joya de dicho género.
jueves, 10 de marzo de 2011
138 - APOCALYPSE NOW. Francis Ford Coppola. USA, 1979.
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