miércoles, 4 de mayo de 2011

149 - EL HALCON MALTES (The Maltese Falcon). John Huston. USA, 1941.

El mismo año que Orson Welles revolucionaba la industria del cine con Ciudadano Kane, saltaba también a la palestra de la dirección John Huston, hasta entonces guionista y figurante ocasional. Hijo del actor Walter (al que llevó a ganar un Oscar(c) como Actor de Reparto por su personaje en El tesoro de Sierra Madre, que también llegará a este blog), este cineasta puro no pudo elegir mejor ocasión para coger la batuta por primera vez.

Las adaptaciones literarias fueron uno de los platos fuertes en su carrera y, en este caso, la elección de la novela homónima firmada por Dashiell Hammett fue todo un bingo. No sólo por la cantidad de elementos de cine negro en estado destilado que se encuentran entre sus páginas, sino por la forma elegante en que supo llevarlas a la gran pantalla.

Entre otras cosas, y fundamental para su status actual, fue la configuración de un reparto que parece milimetrado. Mary Astor, precisamente por su aspecto de mojigata pervertida, clava el personaje de la malvada femme fatale. Sydney Greenstreet, un actor enorme en todos los sentidos, estaría nominado al Oscar(c) como Mejor Secundario por el retrato que ofrece en esta cinta. Y Peter Lorre, pese a que una de las connotaciones en su contra sea la de ser homosexual (bueno, más bien afeminado: sus notas huelen a perfume), resulta también imprescindible para su caracterización.

La gran baza, sin embargo, vino de la elección del protagonista. Para dar vida a Sam Spade, Huston se decantó por un actor que había comenzado a despuntar con sus papeles secundarios en películas de gángsters. Solía hacer de malo, pero su peculiar forma de hablar (vocalizaba menos que Jorge Sanz hasta la serie que le han dedicado hace poco), su voz arrastrada y un algo de malditismo convirtieron a Humphrey Bogart en un personaje romántico, una sombra que le seguiría a lo largo de toda su carrera. A su favor, eso sí.

La trama entera gira alrededor de una estatua de valor incalculable que representa un halcón negro. En realidad, no es la estatua en sí lo que interesa, sino lo que esconde. Pero este animal ha dado de sí lo que nadie podía figurarse y, hoy en día, es uno de los souvenirs más vendidos en la isla de Malta.

Con este título, Huston dejó una impronta en el género detectivesco y sus artimañas cinematográficas han sido copiadas ad infinitum, siendo todavía en estos tiempos una referencia fundamental para muchos de los directores que salen a la arena.

Pero no sólo eso, sino que también nos ha dejado a su hija, Anjelica Huston, una de las actrices actuales con mayor presencia en pantalla. Y eso es algo que sólo pueden hacer los grandes.

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